– Pareces preocupado.
– Sí, a veces no sé cómo continuar el guión. Pienso si sería mejor un suspiro, una caída de ojos. ¿Qué tal un asentimiento de cabeza?
– Sí, bueno, eso podría encajar. Ya sabes, es como afirmar estar de acuerdo, pero sin decirlo directamente. La imaginación hará el resto. ¿Cuándo estrenáis la obra?
– Mañana, a las ocho. Lo cierto es que el tiempo ha pasado volando. Ya ni me acuerdo de cuando empecé de reponedor de botellines de agua hace seis meses. Y ahora, fíjate, un papel secundario al final de la obra. Y con todo lo que conlleva, ¿por qué no puedo evitar estos quebraderos de cabeza?
– Mira, actuar es, en ocasiones, como jugar a la vida real. Finges ser un personaje que sabe perfectamente cómo comportarse, aunque en realidad tenga un guión escrito de antemano. Es parafrasear lo que alguien ha dicho antes, es fácil.
– Fácil para los que tienen buena memoria. A mí sin embargo, lo de actuar y vivir no se me da muy bien… Y copiar una forma de ser. Vaya… eso sí es complicado. O imaginármela. Creo que no tengo nada que hacer mañana.
– Estoy segura de que estarás brillante. Intenta no pensar mucho, y deja que las palabras fluyan, como haces siempre. Esa forma tan especial que tienes para decir las cosas… Seguro que consigues cautivar al público.
– ¿Tanto como a ti?
– Sí… tanto como a mí…